miércoles, 4 de octubre de 2006

“Piaget, Vigotsky y la concepción del desarrollo: A favor o en contra”.

“Piaget, Vigotsky y la concepción del desarrollo: A favor o en contra”.
A favor: Valoraciones olvidadas en el sistema educacional chileno y su potencial aporte desde la educación musical.
Sin caer en el cliché de las conclusiones, es casi indudable que ambas teorías son complementarias en su esencia. A pesar de los distintos énfasis que responden a sus contextos. Es así como la teoría Piagetiana, surge como respuesta a la manera de concebir el desarrollo de los niños en su tiempo, como seres pasivos que reciben conocimiento; y la Vigotskiana a su vez respondiendo y aportando la teoría individualista de Piaget.
Si bien es cierto, las etapas descritas por Piaget, no necesariamente son rígidas en duración y características , perfectamente podrían ser superpuestas e influenciables por el contexto cultural; pero es gracias a estas descripciones que se puede dar un puntapié inicial para poder entender los procesos que intervienen para producir desarrollo en el niño y el adolescente; procesos que deberían estar en primera línea al momento de diseñar y realizar una clase de cualquier unidad educativa, y que lamentablemente parecen estar olvidadas en los años de universidad o en las planificaciones anuales y curso de verano de profesores que hoy en dia llevan varios años de ejercicio profesional.
En vez de tomar este referente como un clasificador universal de etapas con procesos fríamente definidos, deberíamos tomar estas aportaciones como referentes de los procesos que pueden ser superpuestos o entrelazados pero que de todas maneras es necesario estar concientes. En la práctica de observación de la asignatura de Educación Musical en los cursos de primero, segundo y tercer año de educación media del Liceo Manuel De Salas; pude apuntar que la realización de la clase no toma en cuenta el desarrollo de las competencias, ni los procesos cognitivos que están presentes en ellos, por lo tanto, no hay una cultura de rigurosidad en la consolidacion de los procesos descritos por ambas teorías; de echo, el fin de la clase era cumplir con el programa de “pasar” canciones, ejecutándolas con un relativo desempeño grupal, colectivo y personal. O sea, contrariamente a las finalidades que apuntan hace ya varios años estos aportes teóricos. En vez de estar preocupados en que los adolescentes se conviertan en seres creativos, inventivos e independientes, se les moldea en bases a repeticiones y metas que no estimulan la “formación” de sus mentes.
A pesar de las críticas que se le pueda hacer a esta teoría, hoy día en este Liceo y muy probablemente en el sistema educacional chileno, todavía se trabaja la sala de clases tal y como antes de los aportes de Piaget, con un doble discurso, por un lado, lo que soporta el “papel”, y por otro lo que sucede realmente con los alumnos en la sala de clases. Es así como en vez de constituirse la clase de educación musical como una instancia de potenciación para provocar desarrollo, se vuelve una mera disciplina de esparcimiento y diversión por parte de los alumnos, y un mero trámite de “pasar contenidos” por parte del profesor. Tanto así que los valores de “disciplina”, “expresión”, “trabajo riguroso en la creatividad”, pierden su oportunidad de ser educados en el sistema educacional (valga la redundancia); y traspasando implícitamente los antivalores que se deducen del trabajo, o no trabajo, en las aulas de educación musical.
Estas clases no tienen sentido para los alumnos, pasan a ser contenidos vacíos que no tienen conecciones con lo que ellos ya saben, el para qué es necesario aprenderlos. Obviamente tampoco es una reflexión que cruce sus mentes de manera preocupante; de lo único que estan concientes es que son conocimientos y habilidades relativamente sencillas, y que no poseen la importancia cognoscitiva que sí tienen otras asignaturas con mayor presencia horaria en el sistema educativo, tales como “Lenguaje y Comunicación”, “Matemáticas” o “Ciencias” . En otras palabras, que sirven para poder tener un momento de esparcimiento y “relajo” dentro de la malla horaria siendo una excelente oportunidad para subir el promedio de calificaciones.
Con Vygotsky se rescata de manera substancial la idea del rol social de la música en la educación; tanto en su ejecución expresiva como en su apreciación, complementando las ideas de piaget; a pesar de que fue en base a respuesta crítica de esa teoría, a la luz de los años podemos amalgamar las contribuciones que interactuan entre ambas teorias; por ejemplo, en la valoración del “habla del yo egocéntrico” reinterpretado como el “habla privada” brindándole un papel crucial en el ordenamiento de los pensamientos del niño.
En este punto, también es alarmante el observar que los profesores no le dan la debida importancia a la construccion grupal y colectiva del conocimiento; que no aprovechan las virtudes de tener un grupocurso, con la disposición de espacio y tiempo necesario para potenciar todas las interrelaciones socioculturales que pueden suceder de manera guiada, intencionada, graduada, y todo asistido o “andamiado” por el profesor. En vez de ello, sólo se limitan a resaltar las deficiencias de tener una sala muy numerosa (30 a 40 alumnos por curso), a observar las dificultades del trabajo con muchas personas, a la falta de control del comportamiento, y a la monotonía de las clases, justificando sus irresponsabilidades éticas relievadas en estas teorías, aún más, creyendo siegamente en que tienen la razón relativamente absoluta de sus carencias. Creo que sería completamente distinto el panorama de una clase de educación musical si se tuvieran claras las finalidades de la educación, y de la música dentro de ella; teniendo como herramientas rigurosas estas teorías, sería muy satifactorio tanto para profesores como para los alumnos el estar dentro de “nuevo concepto de clase en el aula”.
Obligaria a los profesores estar en constante reflexión y aporte a estas teorias, y en constante movimiento de mejoras de las acciones pedagógicas en el aula.
Si bien es cierto, estas teorías han sido aplicadas a las ciencias y matematicas, queda un mundo por incursionar en cuanto a las artes, y a la música en específico; hay muchas relaciones en cuanto a lo matemático-simbólico, pero también podrían haberlas nuevas en cuanto a lo espacial y temporal, que merecen ser estudiadas y profundizadas con estas bases viendo hasta dónde pueden ser concordantes o qué nuevas complementaciones de podrían seguir haciendo en los procesos prescritos en estas dos concepciones teóricas. Así podrían haber aportes desde nuestras disciplinas artisticas a la Educación rompiendo la tradicional manera de concebir la educacion a partir de otras áreas hacia nuestras disciplinas artisticas.
Urge que sean bien miradas estas teorias, que se instauren sin malas interpretaciones en el sistema educacional chileno; que los profesores de educación musical tengamos una mirada y la actitud de encargarnos de los problemas que ocurren en la escuela y de no estar esperando que el “debería ser” de tal o cual modo, llegue (deberíamos tener menos personas por curso, deberíamos tener mas recursos, debería haber mejor disciplina en la sala, debería tener un asistente, deberia etc). Tenemos ahora que hacernos cargo de estos problemas, reflexionar y hacer andar nuestras soluciones en el aula, y aplicar estos conocimientos que nos brindan piaget y vigotsky, pero para ello, debemos tenerlos en cuenta y dominar sus descripciones y concepciones de los procesos para poder mejorar la práctica de manera concreta. Es a mi parecer que muchas de las inconexiones que suceden entre la práctica y la teoria responden a la falencia no reconocida de parte de los profesores del sistema educacional chileno del dominio de estas teorias como base, por lo tanto no puede habler problematizacion, por lo tanto no puede haber mejora de la actividad pedagógica; queremos enseñarles a nuestro alumnos principios que ni siquiera podemos como profesores, aplicarlas a nuestra formacion, de aprender, recrear, reordenar los conocimientos, y poder construirlos con “el otro”, lo que de alguna manera delata la cultura que hay detrás de nuestra actvidad profesional. Si tuviesemos presente conceptos como la “reversibilidad”, “concervación”,”logica proposicional”,”razonamiento combinatorio” que conllevan los procesos de “acomodación y asimilación”; si le brindasemos la importancia al lenguaje teniendo concientemente e intensionadamente en cuenta los aportes que hacen en el desarrollo del pensamiento, otras serían las clases que suceden en las aulas de los colegios.
En mi planificacion de intervencion de clase, he refleccionado tratando concientemente de hacer confluir estas teorías a la practica, teniendo en cuenta las finalidades de la educacion; en la idea de provocar autonomia en los alumnos, de aprovechar los conocimientos sociales que poseen los alumnos; reconozco que tuve muchos temores en cuanto a no “cumplir” con la línea que viene dando el profesor de la asignatura desde antes de mi intervención, pero estoy convencido de que el saber qué musicas escuchan los alumnos, el preguntarles que sentidos tienen para ello, en hacerles descubrir en qué puede aportar la educacion musical en el desarrollo de sus competencias, les provocará un interes innato, motivándolos a trabajar en pos de ello, y no por el sentido de hacer por hacer, o de pasar la materia por pasarla. Creo que es apremiante que como profesores tengamos el norte claro en cuanto a estas teorías y la acción pedagógica para poder mejorar el proceso, y no darle oportunidad a que los asuntos administrativos o que la tradicion tecnificada, tal vez ignorante que ha tenido la profesion, nos impida poner el acento en el “para qué” de nuestra actividad.

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